Me dejaste un ataque de celos en la mesa y tu perfume pegado en la pared. Me dejaste el mundo de cabeza y un grito en el contestador que anunciaba con toda certeza que esta vez se te acabó el amor. Me dejaste un pero y un por qué, unos cuantos insultos y un adiós, una duda flotando en mi cabeza
y la promesa de no volver jamás. .
y la promesa de no volver jamás. .
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